Bueno, bueno aquí reportándome para fortalecer mi sección de One-shots :D Saludos gente!
Titulo: La Pareja de Oro
Clasificación: Todos los publicos
Categoría: NARUTO
Personajes: Naruto, Sasuke
Generos: AU, Humor, Romántico
Advertencias: No
Resumen: Porqué hay una razón por la que Naruto y Sasuke compiten semana a semana.
Capítulo Único: Lo que ganan con ganar.
No había pasado ni siquiera una semana desde que fue transferida a Konoha Gakuen y un comentario de lo más interesante llegó a sus oídos. Como la nueva no quería caer mal ni mostrarse prepotente y altanera, por eso tuvo que buscar a quien, en todo su salón, le pudiera explicar por qué dos de sus compañeros tenían ese tipo de sobrenombre.
–Oye Hinata ¿sabes por qué a Naruto y Sasuke les dicen “la pareja de oro”? –Entendía a simple vista que la Hyuga fuera tímida y se sonrojara por culpa del aleteo de una mariposa, pero ¿tanto así como para no ser capaz de balbucear ni una sola sílaba antes de caer inconsciente en mitad del salón y ser arrastrada por Tenten hasta la enfermería?, eso le sorprendía un poco.
Sabía que Ino podía tener la respuesta, pero siquiera al poner el pie en el colegio una guerra silenciosa comenzó entre ellas y no podía mostrar ninguna clase de desventaja. Decidió jugársela por sus compañeros y dulcemente se acercó a Chouji quien destruía un paquete de frituras.
–Dicen que es porque ganaron la competencia de comida del año pasado –Una gota enorme resbalo por su frente.
–Claro que no es por eso –interrumpió un chico de cejas pobladas –, fue que se llevaron todas las medallas de oro en el nacional de atletismo, eso demuestra que están en la flor de la juventud –Otra gota se sumó a la frente de la chica.
–Serán idiotas. Haruno, ¿no? Mira no se bien porque los de primero les dicen así, pero lo que si se es que ambos ocupan los primeros dos lugares en el ranking de notas del colegio –un chico serio, con el cabello largo y suelto dio la nota de cordura a los comentarios que recibía Sakura.
–No solo eso –Todos los involucrados, incluso varios más que se habían agolpado a su alrededor para develar el secreto mejor guardado de Konoha Gakuen, prestaban atención al muchacho de pelo castaño tomado en un moño alto.
–Nara –Habló la muchacha –¿tú sabes algo? –El otro asintió.
–Todo lo que se rumorea de ellos es verdad –Silencio y sorpresa por parte de todos sus compañeros –. La competencia de comida, las medallas de oro y las calificaciones, lo cierto es que ellos sacan los primeros lugares en todo en lo que participan. En deportes, estudios, concursos, piedra-papel-tijeras, tú nómbralo y así será.
–Entonces ¿sin importar cuál sea la competencia, ellos siempre serán el número uno y dos? –La voz de Sakura era la única que resonaba en el amplio salón de clases.
–Así es –Con las palabras del otro el bullicio comenzó a aumentar y poco a poco la multitud empezó a dispersarse. Esa era la respuesta al enigma, pero por algún motivo para Sakura el rompecabezas no tenía todas las piezas.
–Nara –detuvo al joven que salía del salón en dirección al patio –. Algo no me quedó claro de todo lo que dijiste ahí dentro –cuando obtuvo su atención continuó –¿Por qué las competencias? ¿Qué ganan? –el rostro del otro pareció ensombrecerse un poco con aquellas preguntas.
–Sakura –suspiró agotado –, pareces una buena chica –tomó ambos hombros y la miró fijamente –, lo mejor será dejar las cosas como están.
–¿Estas bromeando? No creo que sea tan grave la respuesta que no me la puedas decir –el otro negó con la cabeza.
–No me corresponde a mi decir nada –se dio media vuelta para seguir su camino –. Te daré un consejo que probablemente ignores, déjalo así.
Sakura no podía entender la actitud bizarra del otro, ni que fuera algo de vida o muerte, ¿no? Quizás debía hablar con los protagonistas del asunto, ¿Quién mejor que ellos para responder sus preguntas?
Camino decidida por los pasillos del colegio y en una de las tantas esquinas chocó contra un estudiante que ágilmente le agarró antes de que se estrellase en el suelo. Cuando alzo la vista para disculparse, su corazón se aceleró a mil por hora y un sudor incesante recorrió su espalda.
–U…Uch…Uchiha-kun –intentó rearmar su plan, pero primero debía recordar como respirar –. Perdóname, digo gracias, digo lo siento, digo –pero el otro ignoro monumentalmente cualquier comentario de la muchacha y continuó su camino.
–¡Espera! –el grito le salió unos decibeles más fuerte de lo que esperaba lo que provocó un fuerte sonrojo cuando varios alumnos se voltearon a verla, pero consiguió lo que quería, llamar la atención de Sasuke –. Emm verás –empezó a acercarse tímidamente –, yo verás, me preguntaba verás.
–“Verás” –la voz profunda de Sasuke hizo especial énfasis en la palabra a modo de burla –tengo prisa, así que te agradecería no molestar –y fue suficiente para dejar a la joven hecha una estatua de hielo.
Cuando el azabache desapareció de su campo visual fue que el hielo (imaginario) a su alrededor se derritió.
Sasuke Uchiha era un prepotente, altanero, orgulloso y poco caballero. Eso había quedado claro para Sakura, pero entonces ¿por qué la muchacha se encontraba mordiendo su mano hecha puño mientras un sonrojo sutil se veía en sus mejillas? Es que pocas mujeres lograban escapar del hechizo Uchiha. Como seres sociales un asco, pero como hombres, uff, lo que cualquier mujer querría. Dinero, elegancia, porte, sensualidad, hermosura, inteligencia. Sabía que podía seguir enumerando las características del moreno todo el día, pero había algo más importante que descubrir y como fracasó rotundamente con su acercamiento con el “príncipe de hielo”, trataría de hablar con el “Sol de verano”.
Mientras caminaba hacia el patio, donde fuentes fidedignas le habían informado que Naruto Uzumaki pasaba la mayoría de los recreos, pensó en que el apodo del Uchiha realmente calzaba con su desabrida personalidad, entonces Naruto debía ser alguien cálido, por lo menos, para recibir un apodo como ese.
Una vez fuera la joven dirigió su vista al grupo que jugaba animadamente un partido de fútbol, reconoció inmediatamente los cabellos rubios de su compañero. Sin duda su cabeza parecía un sol, sí que eran creativos para poner sobrenombres en ese colegio.
Al escuchar una estruendosa risa salir del grupo, presto más atención y vio la amplia sonrisa del rubio que abrazado a otro compañero salían del campo en dirección a las aulas. Era un cambio de 180 grados en relación a su primera impresión de Sasuke y por alguna extraña razón una mueca de risa se dibujó en su propio rostro. Se llamó la atención a sí misma, después de todo, estaba ahí para trabajar.
–Uzumaki-kun –lo llamó tímida cuando el rubio pasó por su lado con el grupo de amigos –¿podría hablar un momento contigo? –el muchacho la miró algo extrañado y la chica se impresionó por el azul intenso de sus ojos.
–Claro –sonrió simplemente y despidió a sus amigos con la mano –. Dime, ¿eh?
–Ah, claro, mi nombre –apoyó una de sus manos tras su nuca –. Haruno Sakura.
–Entonces, dime ¿qué necesitas, Sakura-chan? –Que alguien que recién conoce la llame por su nombre y además agregue un honorífico tan íntimo la sorprendió mucho y solo podía venirle a la mente lo diferentes que eran uno y otro.
–Sí bueno, verás –se mordió la lengua al notar que nuevamente había salido esa palabra de su boca, sin duda prestaría más atención cuando hablase con el Uchiha nuevamente, pero sonrió internamente por la tranquilidad que sentía en ese momento, Naruto sin duda hacía del ambiente algo relajado y ameno –. Soy nueva y me preguntaba por qué tanto a Uchiha-kun como a ti los llaman “la pareja de oro” – a lo había dicho, se sentía muy orgullosa de eso.
–¿Así nos llaman? –la pregunta la descoloco un poco, ¿acaso el rubio no sabía? –. Nunca había escuchado nada de eso –Rió sonoramente. Quedaba claro para Sakura que el Uzumaki era un despistado –¿Y tú no sabes la razón?
Una gota se estaba situando sobre su frente –escuche por ahí que era porque siempre obtienen los primeros lugares con Uchiha-kun –claro que no se iría con las manos vacías –¿Por qué compiten en todo? –Esa era la verdadera pregunta, Sakura sentía la victoria en la punta de sus dedos.
–Pues para ver quien es mejor –respondió el otro levantando sus hombros quitándole cualquier importancia y misticismo al asunto. Sakura no podía estar más petrificada y antes de volver a la realidad la campana del colegio terminó su conversación –. Bueno, Sakura-chan, fue un gusto –Palmoteo el hombro de la chica y se despidió agitando la mano y sonriendo.
De su breve encuentro con Naruto podía sacar varias conclusiones, el sin duda era muy amable, alegre y sociable, físicamente atractivo y sin el ánimo de ofender la sensibilidad de nadie era un completo idiota.
Mientras caminaba por los pasillos desiertos del colegio pensaba en dejar de lado esta curiosidad y tomar el consejo de Shikamaru. Fue la última alumna que ingresó al salón, para cuando llegó Iruka-sensei, su profesor de literatura, todos sus compañeros estaban en sus puestos conversando. Involuntariamente dirigió su mirada hasta sus compañeros ubicados en el último de los puestos a un lado de la ventana. A juzgar por sus expresiones, compartían un secreto, algo íntimo, y lo que llamó su atención por sobre todas las cosas no fue la sonrisa divertida en el rostro pálido de Sasuke, ni que el moreno demostrará más emociones que el completo hastío, si no la sonrisa de inexplicable complicidad de Naruto. Tanto Sasuke como Naruto eran mucho más de lo que ella vio en su primer encuentro y nada ni nadie la dejara con la duda.
Había pensado mucho cómo descubrir la verdad sobre esos dos y había llegado a una conclusión, si quería saber que se traían con tanta competencia tendría que averiguarlo ella misma. Por eso, a partir del lunes pondría en ejecución “el plan para saber lo que esos dos traen entre manos”, o “el plan para sacar al fin la verdad a la luz”, o “el plan para descifrar el sobrenombre la pareja de oro”. Sin duda lo suyo no era poner nombres ingenioso, pero ya trabajaría en eso.
Lunes, tercer bloque, aula de música.
Sasuke ha dejado a todos impresionados con su interpretación en piano de Claro de luna, Naruto por otro lado ha desafinado una nota de la misma pieza en violín. Conclusión: punto para Sasuke.
Martes, cuarto bloque, clase de matemáticas.
Naruto ha tardado 1 minuto y 15 segundos en terminar el problema que la profesora Kurenai ha planteado en el pizarrón, Sasuke ha demorado 1 minuto y 25 segundos. Punto para Naruto.
Miércoles, primer bloque.
Iruka-sensei ha escrito una frase en la pizarra y ha pedido que hallemos el error en ella y la corrijamos correctamente. Naruto escribe su respuesta y parece estar correcta, pero entonces Sasuke se pone de pie y corrige ambas frases. Punto para Sasuke.
Es jueves de mañana y Sakura camina decidida hacia el colegio, lleva tres días tomando nota de todas y cada una de las competencias que los otros han realizado, sin duda les gusta competir, lo que la hace pensar en que la respuesta del rubio, por muy simplona que le parezca, es verdad. Estaba a punto de arrojar la toalla, o el cuaderno dicho de una forma más exacta, cuando frente a ella pasaron Sasuke y Naruto.
Por una razón que desconocía decidió esconderse y escuchar la conversación que llevaban, ahora era toda una acosadora.
–¿y? ¿Cómo vamos? –La voz de Sasuke era inconfundible.
–Según yo, voy arriba por dos.
–¡Ja! En tus sueños idiota, creo que estamos empatados –Medito el moreno un momento.
–Mmmm pues estoy ansioso por repetir esta semana –Por un momento Sakura sintió un cambio en la entonación de voz del rubio. Moría de ganas de ver sus expresiones en ese momento.
–Pues te quedaras con las ganas, porque hoy nos entregan los resultados de la prueba de química.
Tenía razón, hoy Kakashi-sensei entregaría lo que seguro seria un 100 para Sasuke.
–¿Qué diablos significa esto? –Alzó la voz junto con el trozo de papel para estamparlo en el escritorio del profesor.
–Es tu calificación Sasuke, ¿algún problema? –Miro el mayor desviando solo un ojo de su pequeño libro de "ciencia".
–Claro que sí, ¿quién en su sano juicio me daría un 98 por este examen? Esta completo, perfecto, sin falla.
–¿A si? Pues yo no lo veo así.
La vena sobre la ceja de Sasuke era visible por todos los alumnos del salón –En todo caso, ¿por qué me das peor nota que ese tonto? –Apunto violentamente a Naruto que sonreía autosuficiente.
–Te viene bien algo de sumisión, Sasuke.
Para Sakura estaba más que claro que el profesor estaba al tanto de sus competencias y le gustaba molestar a Sasuke, cuando llegó la hora de educación física con el profesor Maito Guy el azabache parecía estar en llamas.
La última actividad sería la carrera de 400 metros planos varones y todo el colegio parecía estar al tanto de ello porque se llenó alrededor de la pista.
–Oye Kiba, ¿quién crees que gane? –Hablaba Chouji.
–Pues Naruto, eso está más que claro –Para Sakura esa confianza le resultó algo extraña y no pudo evitar acercarse a los otros dos y preguntar por qué creía eso.
–Pues porque Naruto tiene el récord escolar y pertenece al equipo de atletismo –¡Diablos! Eso definitivamente ponía las cosas en contra de Sasuke. Miro atenta como ambos se colocaban en posición en la pista y el profesor con estrellas en los ojos alistaba la pistola de partida.
–Preparados –El silencio agobió a todos los presentes –Listos –El corazón de Sakura parecía estar a punto de salir por su boca –¡Fuera! –El disparo ensordecedor liberó los pies de ambos que partieron de manera espectacular.
Ambos jóvenes iban a la par, pero Naruto presentaba una ligera ventaja. El ruido de los gritos y vítores hacían parecer la carrera algo de nivel inter escolar. Banderas y equipos de animadoras salían de entre la multitud apoyando a su respectivo competidor. Para cuando iban por los trescientos metros cumplidos la ventaja de Naruto se hacía más evidente.
Sin embargo Sasuke tenía la imperiosa necesidad de ganar y no hay nada en este mundo que pueda hacer desistir a un Uchiha de algo. Nada.
Cuando eran los últimos 50 metros Sasuke había anulado la diferencia de distancia entre ellos y la carrera se hizo más intensa. Al segundo después que pasaron por la meta, todos los ojos se giraron hacia el profesor que con el cronómetro detenido tenía la boca abierta.
–¿Quién ganó? –Se atrevió a preguntarle Kiba, que ni siquiera con sus agudos ojos de can pudo ver.
–Con un nuevo récord escolar –Balbuceo el profesor en leotardo verde –. El ganador es Uchiha Sasuke.
Silencio sepulcral rodeo a todos, y los ojos de la multitud se centraron en los jóvenes que aún intentaban recuperar el aliento. El primero en alzar el rostro fue el azabache que haciendo sus cabellos hacia atrás miró a su amigo con una sonrisa prepotente.
Sakura esperaba ansiosa ver la reacción del rubio. Imaginaba que sería un golpe bajo a su ego, pero se sorprendió enormemente al ver la sonrisa presuntuosa en el rostro canela.
–Estabas desesperado ¿eh? –El comentario pareció quedar en el aire, pero Sasuke lo escucho claramente.
–No pienso perder –Fue lo último que se pronunció y todos los alumnos fueron a las duchas a cambiarse el uniforme.
Viernes.
¿Qué queda ahora? Sakura estaba algo decepcionada de la semana, pues además de todas las competencias entre Sasuke y Naruto no parecía que alguno fuera a quedar como gran ganador. Si bien antes de salir del salón había escuchado decir al Uchiha que tenía reunión en el consejo estudiantil y a Naruto decirle que estaría entrenando con el equipo de atletismo, no podía creer que toda la adrenalina y la testosterona acabarán en un resultado tan inconcluso.
Con el rabillo del ojo reconoció la mata de pelo rubio y decidió seguirlo, quizá encontraría algo que le quitara esa sensación de insatisfacción. Para cuando se dio cuenta de a donde la habían guiado sus pasos, se encontraba fuera de las duchas de hombres. Escucho el agua correr y asumió que el rubio estaría dándose un baño. ¡Diablos! Se había convertido en toda una acosadora. Estaba a punto de pararse cuando escucho la voz de alguien conocido.
–Supuse que te encontraría aquí –No pudo evitar entre abrir la puerta y mirar en busca de quien suponía era Sasuke. Cuando vio que efectivamente se trataba del azabache, quedó petrificada por la siguiente escena.
Sin ningún miramiento Sasuke atrapó a Naruto entre las duchas mojando toda su ropa y besando hambrientamente a su compañero. Sintiéndose completamente intrusa del momento, Sakura sacó la cabeza y miró hacia el frente con el rostro sonrojado.
Lo había imaginado, lo había imaginado. Se repetía una y otra vez. Volvió a ver hacia adentro y la escena era ahora mucho más elevada que antes, pues gran parte de la ropa del azabache estaba tirada en el suelo.
–¿Eras el último? –La voz del azabache sonaba tan fuera de sí, para nada sonaba como el frío y perfecto alumno que todos veían, admiraban y temían.
–Si –Hablo Naruto en un gemido que no demostrase el poco control que tenía de sí mismo en ese momento –. No pude batir tu récord.
–Eso supuse –El rostro del azabache se alejó un momento del cuello canela y miró con presunción a su compañero –, pero a mí me fue excelente en la reunión –La sonrisa ahora no era prepotente sino que reflejaba algo mucho más oscuro –. Así que ¿por qué no empezamos ya? –Nuevamente atrapó posesivo los labios rosados de Naruto.
–Mierda –Fue lo único que salió de la boca de Naruto antes de besar en respuesta al otro –. No seas tan rudo que después no me puedo ni sentar –El azabache carraspeo notoriamente –, presidente –Un sonrojo sutil se apoderó de sus mejillas canelas y los besos deseosos y húmedos continuaron acompañados de caricias provocativas y roces frenéticos.
Para Sakura todo daba vueltas y cuando sintió la brisa fresca de la tarde se percató que estaba en el patio desolado. Dos cosas tenían claras en ese momento.
Primero, Shikamaru tenía razón.
Segundo, Sasuke había ganado.
Fin
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